tres recetas de crema de invierno

3 Cenas Rápidas de Invierno: Cremas Saludables y Fáciles

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¿Sientes ese fresquito que se cuela por la ventana? Cuando el frío aprieta y los días se encogen, mi cuerpo pide a gritos una cosa al llegar a casa: una cena caliente que me abrace por dentro. Y si es rápida, saludable y no me lía en la cocina… ¿qué más se puede pedir? A lo largo de los años, he ido creando mi pequeño arsenal de recetas infalibles, y hoy quiero compartir contigo mis tres ases en la manga: tres cenas rápidas y saludables de invierno que te van a salvar más de una noche.

Olvídate de complicaciones. Estas cremas son puro cariño, sencillez y cocina de aprovechamiento. Son mi secreto para comer de lujo sin pasarme horas entre fogones. ¿Te vienes a mi cocina? ¡Vamos allá!

tres recetas de crema de invierno

1. Mi Crema de Calabaza y Zanahoria de Siempre (con un toque secreto)

Esta es la reina indiscutible de las recetas de cremas de invierno. ¿Hay algo que grite más «hogar» que su intenso color naranja? Solo verla ya te reconforta. Es dulce, aterciopelada y, con mi toque especial, tiene un puntito picante que la hace inolvidable. Te aseguro que es uno de esos purés de verduras fáciles que enamora a toda la familia, peques incluidos.

¿Qué necesitas?

  • Media calabaza tipo cacahuete (unos 500-600 g ya limpia)
  • 3 zanahorias hermosas
  • 1 puerro (solo la parte blanquita)
  • 1 patata pequeña (el secreto de su cremosidad)
  • Un trocito de jengibre fresco (como la uña del pulgar)
  • Caldo de verduras o de pollo (¡o agua, que no cunda el pánico!)
  • Aceite de oliva virgen extra, sal y pimienta negra recién molida

Manos a la obra

  1. Lo primero es preparar las verduras. Pelo y corto la calabaza, las zanahorias y la patata en dados más o menos del mismo tamaño. Limpio bien el puerro y corto la parte blanca en rodajas.
  2. En una olla grande, pongo un buen chorro de aceite de oliva y pocho el puerro a fuego medio. Sabrás que está listo cuando lo veas blandito y transparente.
  3. Añado la calabaza, la zanahoria, la patata y el jengibre pelado. Le doy un par de vueltas para que se hagan amigos durante un par de minutos.
  4. Cubro las verduras con el caldo o el agua, justo hasta el borde. Un consejo: es mejor quedarse corto de líquido, siempre puedes añadir más luego.
  5. Subo el fuego hasta que rompa a hervir y entonces lo bajo. Lo dejo cocinar tapado unos 20 minutos. El punto exacto es cuando pinchas la calabaza y está tierna como la mantequilla.
  6. Retiro la olla del fuego y trituro todo con la batidora de mano hasta que no quede ni un grumo. ¿La quieres más ligera? Ahora es el momento de añadir un chorrito más de caldo caliente.
  7. Pruebo y ajusto de sal y pimienta. ¡Y ya está!

Mi truco personal: Si un día tienes 15 minutos extra, haz esto: en lugar de cocer la calabaza y la zanahoria, ásalas en el horno a 200ºC con aceite, sal y pimienta hasta que estén doraditas. Este paso carameliza sus azúcares y le da a la crema una profundidad de sabor brutal. Luego, sigue la receta como si nada. ¡La diferencia es otro nivel!

2. La Crema Verde que te Resetea: Brócoli, Espinacas y Puerro

¿Conoces esos días en los que necesitas un reset? Tu cuerpo te pide a gritos algo verde, ligero, pero que te devuelva la chispa. Para esos momentos, tengo mi arma secreta: esta crema. Es un chute de energía vibrante, está cargada de nutrientes y se prepara en un suspiro. La prueba definitiva de que las cenas saludables de invierno pueden ser todo menos aburridas.

¿Qué necesitas?

  • 1 brócoli mediano, separado en arbolitos
  • 2 puerros (la parte blanca)
  • 1 patata pequeña
  • Un buen puñado de espinacas frescas (unos 100 g)
  • Caldo de verduras
  • Aceite de oliva virgen extra, sal y pimienta
  • Opcional: un chorrito de nata líquida o leche de coco para un extra de mimo

Manos a la obra

  1. Limpio los puerros y los corto en rodajas. Pelo la patata y la corto en daditos.
  2. En una olla, pocho el puerro con un poco de aceite de oliva hasta que esté tierno. Añado la patata y los arbolitos de brócoli y lo rehogo todo junto un par de minutos.
  3. Cubro con caldo, lo llevo a ebullición y bajo el fuego. Lo dejo cocer unos 12-15 minutos. La clave es que el brócoli esté tierno, pero sin perder ese color verde intenso.
  4. Y ahora, el momento mágico. Apago el fuego y añado el puñado de espinacas frescas. Con el calor que queda en la olla, se cocinarán en un minuto.
  5. Trituro todo con la batidora hasta que quede bien fino. Sazono al gusto y, si el cuerpo me pide un extra de suavidad, añado el chorrito de nata o leche de coco y mezclo.
Receta de Crema Verde

Mi truco personal: El secreto para ese color verde espectacular es no pasarse con la cocción. Sobre todo con las espinacas: siempre al final, justo antes de triturar. Así mantienes su color, su sabor y casi todos sus nutrientes. ¡Una crema que se come con los ojos!

3. Crema de Champiñones Digna de un Restaurante (en 20 minutos)

Prepárate, porque esta crema juega en otra liga. Tiene ese sabor profundo, a tierra, casi de restaurante de lujo… pero te prometo que se hace en 20 minutos. Es elegante y tiene ese umami que me vuelve loca. Perfecta para darte un homenaje entre semana sin complicarte nada. Sin duda, una de mis recetas de cremas de invierno más aplaudidas.

¿Qué necesitas?

  • 500 g de champiñones (Portobello o de los normales, ¡los que pilles!)
  • 1 cebolla pequeña o media grande
  • 2 dientes de ajo
  • Caldo de pollo o de verduras (unos 700 ml)
  • Un chorrito de vino blanco (opcional, pero le da un toque increíble)
  • Unos 100 ml de nata líquida para cocinar (o leche evaporada para aligerar)
  • Aceite de oliva, sal, pimienta negra y una pizca de nuez moscada

Manos a la obra

  1. Limpio los champiñones con un paño húmedo (no los mojes mucho, que absorben agua como esponjas) y los corto en láminas. Pico fina la cebolla y los ajos.
  2. En una sartén u olla ancha, caliento un buen chorro de aceite y doro los champiñones a fuego fuerte. Este paso es el más importante, ¡no te lo saltes!
  3. Cuando estén bien doraditos, los retiro y guardo unos cuantos para decorar el plato al final.
  4. En la misma olla, añado un poco más de aceite si hace falta y sofrío la cebolla y el ajo a fuego medio hasta que estén blanditos.
  5. Devuelvo los champiñones a la olla. Si vas a usar vino blanco, ahora es el momento: sube el fuego y deja que el alcohol se evapore por completo.
  6. Añado el caldo, una pizca de sal, pimienta y la nuez moscada. Lo dejo hervir todo junto unos 10 minutos para que los sabores se mezclen bien.
  7. Trituro la mezcla. Puedes dejarla con trocitos o hacerla extrafina. A mí me gusta que quede sedosa.
  8. Por último, incorporo la nata, mezclo y caliento un par de minutos sin que hierva. Pruebo y rectifico de sal.
Receta de Crema de Champiñones

Mi truco personal: Todo el sabor de esta crema nace en el dorado de los champiñones. No tengas prisa y no llenes la sartén hasta los topes. Si es necesario, hazlo en dos tandas. Tienen que soltar su agua y empezar a coger color. Ese tonito marrón es puro sabor concentrado. ¡Te aseguro que marca la diferencia!

Mis Consejos Finales para unas Cremas de Diez

¿A que no era para tanto? Como ves, preparar estos purés de verduras fáciles no tiene misterio. Son el lienzo perfecto para un montón de cenas rápidas y saludables de invierno. Antes de que te lances a la cocina, déjame compartir contigo un par de secretos que lo cambian todo:

  • El poder de los toppings: Una simple crema se convierte en un platazo con el acompañamiento correcto. Piensa en semillas de calabaza tostadas, picatostes caseros, un hilo de buen aceite de oliva, hierbas frescas picadas (cebollino, perejil), daditos de queso feta o jamón crujiente… ¡La imaginación es tu límite!
  • Congelar es tu superpoder: Cuando hago crema, siempre hago el doble. La dejo enfriar y la congelo en porciones. Así, tengo una cena casera y sana lista para esos días en los que no me da la vida.
  • Un buen caldo lo es todo: Si puedes, usa un caldo casero. La diferencia de sabor es abismal. Yo suelo preparar una olla grande el fin de semana y lo congelo en botes para tenerlo siempre a mano.

Espero de corazón que estas ideas te abriguen el cuerpo y el alma en las noches más frías. Para mí, cocinar es una forma de cuidarme y de cuidar a los míos, y estas cremas son el mejor abrazo que puedo dar. ¡Que las disfrutes!


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